EPILOGO 73. LLUVIAS.

LLUVIAS.

Escribir , intentando transmitir y glosar, sobre este fenómeno meteorológico últimamente tan poco frecuente; y además hacerlo a cubierto después de que cuando me sacó a pasear mi perro, y tuvimos que aligerar el paso para tratar de minimizar los efectos ya causados porque el agua del suelo ya se había introducido a través de la carcomida suela de las deportivas, proporcionándome la información de que con esos zapatos no era conveniente pisar el liquido elemento tan necesario, lo mejor que podía hacer era tomar nota del hecho y apresurarme en cambiarme los calcetines mojados, antes de ponerme a plasmar las ideas, los sentires que influenciados por el sombrío ambiente creado por las nubes bajas absolutamente preñadas de agua, presta a precipitarse como tormenta torrencial, que hizo crecer el caudal del rio, que colmato las vaguadas, y hondonadas, generando una especie de estanques transitorios, en los lugares habituales o en sitios insólitos, en los que las imágenes reflejadas, ponen el elemento adecuado para conseguir la transformación del paisaje ordinario, después de que las gotas con su ímpetu generado por la precipitación, hubieran sacado, limpiado el polvo acumulado por doquier en los tallos y hojas de la vegetación, añadiendo a su vez los brillos, la patina de un producto Nuevo, una vez que las hubieron despojado de la suciedad. Ofreciendo ante la Mirada del paseante una perspectiva nueva, unos matices diferentes, colores mas intensos, sombras mas definidas, mas profundas, difuminados casi perfectos, acompañados también por percepciones olfativas que gracias a la humedad reinante, surgen sin saber muy bien que las genero, pues sin la compañía del agua permanecían esperando ocultas, tal vez por su timidez innata a que si las descubren no puedan Expresarse con la Gracia y el esplendor que la ocasión se merece; un poco como si a esos aromas y sonidos adjuntos irremediablemente a la puesta en escena del Lluvioso evento, los hubieran avisado de que ya era el momento de hacer acto de presencia, de salir al escenario y contribuir con sus mejores galas a que al cuadro escénico no le sobrase ni faltase nada, consiguiendo mantener el tiempo necesario y suficiente la Atención de los posibles observadores, aunque solo hallan preparado toda la tramoya, para un único espectador, el cometido se había logrado con creces.

Y mientras al otro lado de los cristales, con un café bien calentito, después del chaparrón y secos los pies, la faena se ve mucho mejor, como dice el refrán – Se ven mejor los toros desde la barrera -. Puedes permitirte divagar, elucubrar, discernir, asociar hechos, buscar similitudes, encontrar diferencias, ver por donde, como, cuando, aquella pasada situación nos llevo a tomar un desvío y no el otro, mientras los chaparrones arrecian sus impetus, acompañados de ráfagas mas o menos enfadadas, que zarandean los arboles como queriendo asustarlos; para inmediata y abruptamente, con voz rasposa, ronca, amenazante TRONAR de manera larga y sostenida.

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