EPILOGO 71. LIBROS AÑEJOS.

LIBROS AÑEJOS.

De alguna manera, seria como si tratase de compararlos, con los vinos de estas características, y si nos esforzamos en buscar paralelismos, tal vez los encontraremos, siempre y cuando los parámetros, el patrón de medida este asociado con conceptos próximos o afines a Sintonizar, a tratar de hallar en ellos, la armonía, tanto de los escritos, como de los caldos obtenidos después de un cultivo, cuidado y maduración, durante todas y cada una de las etapas de su proceso de vinificación. Paralelismos que vamos a tratar de utilizar con objeto de compartiros un hecho, simple pero que a mi me resulto muy gratificante y enriquecedor:

El otro día me llego un libro de segunda mano, con un titulo muy conocido y Clásico, RAYUELA, de Julio Cortázar, hacia tiempo que lo tenia pero no recuerdo si en alguno de mis muchos traslados, se quedo por el camino, o lo preste y no regreso, y aunque digitalmente si que lo tengo, me apetecía poder volver a tener entre mis manos una Joya de tal calibre en muchísimos sentidos, y por muy poco dinero pude hacerme de nuevo con dicho ejemplar; para redondear el hallazgo, tengo la sensación de que el anterior propietario, intuyo que debía ser un gran amante de los Libros, pues a pesar de ser una edición del año 1979, esta en perfecto estado, además con detalles que nos hablan del paso del tiempo sobre sus guardas azules, que han perdido la viveza del tono dejándonos ante unos matices mas difuminados, como si el sol las hubiera descolorido matizando el cromatismo, dejándolo con un aspecto mas pastel, al que si añadimos el tacto parecido a la tela y las letras en bajorrelieve, nos sirven como una suerte de preámbulo, preparándonos para que al abrirlo nos pueda descubrir y transmitir a través de sus paginas, y las incalificables palabras, conceptos, frases, silencios, idas y venidas hacia delante o atrás del texto, un abanico de sensaciones, fantasías, imaginaciones, sueños, vivencias, elucubraciones, reflexiones, con las que el Gran Autor fue tejiendo, una OBRA, única, irrepetible, sorprendente, en la que en ocasiones me puedo extraviar, como acicate o señuelo que el Escritor hubiese puesto ante nuestros ojos, invitándonos a seguir con mas curiosidad si cabe todavía. Mientras la mirada va posándose en cada oración como queriendo desentrañar, dilucidar, ordenar el mundo que nos muestran las amarillentas hojas en las que en ocasiones las tipografías casi se desvanecen por efecto del paso de los años, sin olvidar un aspecto no menos relevante, al menos bajo mi prisma, a saber, el olor del papel antiguo que deja un aroma con el que me resulta muy sencillo, hacer una suerte de viaje en el tiempo cuando en la escuela primaria con nueve años, me regalaron la posibilidad de encargarme de la pequeña biblioteca con la que contábamos por aquel entonces.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.